Regalarte un balsamo de insensibilida yo quiero; que ni el frio de la perdida ni la punzante traición se regodeen en ti, la muñenica de porcelana que baila a merced de la suerte, y que juega al borde del precipicio de su propia muralla.
Encerrada en ella con tu hábito de inalcanzable esperas la llegada de mi bálsamo...
"¿Qué será?" le gritas al viento. No puedes intuirlo, pues no conoces más que tu muralla y su solitaria compañia.
Y allí, alejado de todo y todos esperas impaciente.
y cuando mi alegre silbido horada el silencio estancado de tu refugio corres a abrirme. Baja el puente y...No estoy.
"¿Donde...Donde te escondes?" preguntas. "No me escondo; estoy contigo y estoy solo; aquí y allá".
"¿Me traes tu regalo?"."Si"."¿Donde esta?"
"Aquí" te susurro al oído. Mis brazos te rodean e intentas huir, volver a tu muralla, pero...Ya no esta allí y mis brazos no ceden.
Ahora tu ojos no ven más que miles de constelaciones de colores en un manto verde..."Ya te he dado lo que querías: te he dado compañia."
Suena un violín. Comienza un nuevo baile.
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