El roce de tus manos
mordiscos son para mi
que desgarran el candor
de mi piel, mi carne, mi alma.
Tus besos mis labios
agrietan, y tus abrazos
con mi corazón compiten
para helar mi pecho.
No quieras robarme tú
mi tesoro más preciado,
no me pidas nunca
lo más querido; mi vida.
amén hermano -w-
ResponderEliminar